jueves, 9 de julio de 2009

CARTA A LOS APRISTAS


Desde el año pasado advertimos en varias cartas que dirigimos a los compañeros que la situación socio-política en el país contenía una alta dosis de frustración, resentimiento y abandono; hoy que el escenario nacional se encuentra teñido de sangre, de odio, de sospecha, de mezquindad y de soberbia es necesario recordar una vez más que siempre cosechamos lo que de alguna manera hemos sembrado.

Siempre hemos expresado nuestra preocupación por la falta de interrelación funcional entre el Estado y lo que constituye para el Perú su capital social, con organización formal o no; muchas veces ésta organización es resultado de una explosión de necesidades y surge coyunturalmente por la intensidad de las contingencias; éste es el caso de la resistencia amazónica; si bien los pueblos originarios tienen su representación, no son los únicos que comparten el actual escenario de confrontación, está la población de la selva que ha expresado de manera unitaria, su resistencia y rechazo a una medida; que si bien, encarna la voluntad política del gobierno, de permeabilizar mayores oportunidades para la inversión, también es cierto que debe representar, garantizar y cautelar con absoluta claridad los derechos adquiridos e inalienables de nuestros nativos en tal magnitud que no haya lugar a dudas y para ello, lo dijimos antes y lo repetimos ahora; es indispensable que la interconexión sea permanente, sostenida y eficiente; por lo cual los mecanismos que el Estado tiene debieran ser usados con la suficiente inteligencia estratégica para penetrar de manera oportuna y conveniente.

La unidad de desactivación de conflictos de la PCM tendría que justificar su existencia y su presupuesto o ¿es que hay otras fuerzas que se imponen y neutralizan todo esfuerzo?. Está clara una vez más, la necesidad de convertir al Partido en ésa herramienta sólida que bien puede contribuir con mejorar los niveles de conexión con ése tejido social al que no logramos llegar desde el Estado; es indispensable establecer elementos reblandecedores que desconecten la explosión, que sublimen, que escuchen, no sólo que pidan ser escuchados. Los extremistas que agitan el odio y el caos, tienen caldo de cultivo y la democracia es jaqueada por tardanza, omisión, soberbia, intolerancia y hasta desprecio. Los contenidos latentes, en la sicología del que siempre fue olvidado y descarnadamente desprotegido, cultivan mecanismos internos de retroflexión que a la postre (lo dijimos antes y lo repetimos ahora) van a ser indefectiblemente expresados de manera conflictiva y muchas veces dramática. ¿Qué esperamos? ¡Sólo hace falta voluntad! o ¿Tal vez más muertos?

No hay comentarios: